Sólo decir que este es un espacio donde un niño-hombre-pez hueco-esquizo-simple deja sus ilusiones-intenciones-compromisos-desvaríos, en forma de versos-lágrimas-insectos, un espacio para ausentes muertos que no llegan a besar el suelo o ni llegan a perderse o a encontrarse, ni existir...

1.05.2009

Odio




Odio,
lo lacerante de imaginarme feliz
en una toga con virutas de esperanza.
Con ese sentirse libre cuando un lazo se quiebra
y mi esclavo de papel renuncia
a violar una a una mis penas.


Odio,
el magro suspenso con el que caen mis versos
en penumbra de un minuto para atender el café
o el lado vertical por el que huye el pensamiento
cuando la imagen es templo de obnubilada soledad.


Odio,
lo cortes vaticinando un abrazo falso
en dominio de enterarse
que la respuesta valiente estuvo en otro ayer.


Al suicida que en su nota olvida el punto final,
así también
me odio a mi mismo
al hacerme la cama antes de despertar.


Odio,
lo innegablemente críptico
que hace corona de lodo
los cardos santos para nutrir de fe las pesadillas.

Que la punta de un dedo me incline en cuatro patas,
que teniendo manos y pies,
le tema al oficio mudo de estar sin estar
cuando una boca sobra
entre dos lenguas pronunciándose su asco.


Y sin embargo no odio,
la claridad en mis ojos tiesos
cuando vendo una sonrisa por cielo
y el alado de bastón rojo me grita
“vamos, peca de humanidad”.

Soy tan inhumano
que cada segundo me siento
mas dentro de este reino de cristal.




Poemas

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