Sólo decir que este es un espacio donde un niño-hombre-pez hueco-esquizo-simple deja sus ilusiones-intenciones-compromisos-desvaríos, en forma de versos-lágrimas-insectos, un espacio para ausentes muertos que no llegan a besar el suelo o ni llegan a perderse o a encontrarse, ni existir...

9.17.2008

Parva al sueño creciente ( dueto con Hiada)

El niño que de acido embebe
el carmín de sus inocentes ilusiones,
va peregrinando
cívicamente solitario en su cabeza.
En su cinismo, ve a un duende, espejo,
juntando soles para despertar mañana.
Quizás, en su taciturno apogeo
de la tierra brote germen,
y la lluvia verde
vaya de abajo hacia arriba.


En su intento, de tocar los ocasos,
con la yema de los dedos,
marcó una intensa sonrisa,
entre los cabellos de la luna plateada
y el mítico ser que recogía sus soles,
para mostrar su grandeza ante las pupilas humanas,
dejó un pedazo de corazón en sus albas.
Quizás, renaciera ese niño,
con risas de espanto, entre llantos caídos
de los huérfanos borrados, de la memoria del mundo.


Tiene en su sueño
vientre de mariposa azulada
y en sus labios susurros
a una amada ebria y descalza
que con un camino ensementado en la garganta,
conduce a su ombligo
lenguas pigmeas
en ardor perfumado por loto.
No hay olvido que sugestione una lengua rota,
ni anhelo bastardeado que mueva el suelo
de quien despierto entierra sus duelos.

Y su mente orate por sentir ese juego,
pinceló en sus sienes, una figura de hielo,
una dama, enmarcada entre sedas y cuerpos,
entre danzas de anhelos y roces de pétalos
e intentó, abrazarla en su idilio, en su eterna
memoria, amurallada de fiebres,
donde antes, habitaban las lagrimas,
ahora deslumbra su pelo…

En su comarca
de sabidurías infantas,
el aprendiz de marioneta
desea hacerla ayuno de sexo
tan pronto,
que desde este pestañear
comenzara a mutilar
las sagradas bendiciones
en su cuerpo, mujer gas…



yo... mujer gas, Hiada

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