Catarsis de amor

El amor
es un espejismo prolongado
donde un abrigo es un guiño
que frío y todo
cobija alguna tenue sensación de paz.


Es un Edipo taciturno
con complejo de belleza anochecida,
para hacer del laberinto de los nombres
un instante que adule la cordura de la espera.


Puede tener en su infinita armonía,
flores que hacen rueda fortuna
a besos, que detienen el rictus en un acto
de piel, que se humedece en contacto
de salivas, que se mezclan entre
dos labios;
pero es un caos ínfimo en ardor.


Si la apariencia que contuvo la lágrima
es una trama que en su escena esconde el puñal,
y no es cuestión de esperma surcando una espalda
ni de una corrida de toros en las venas,
debe ser entonces, una simbiosis de almas
donde el que necesita cede
y el que cede obliga a ser absorbido.


No debe tener una causa
para orillar balsas a la razón,
debería ser impuro de raíces inconstitucionales,
para liberar la guerra civil de hormonas
y hacer del tacto masoquista
un crepúsculo en desbordado rojo pasión.


El amor,
no es lo que en versos pudiere expresar.
Hoy lo veo como una jungla
de alquimistas feroces tratando un influjo estelar
y no es cuestión de leones ni corderos
tan sólo somos cuerpos presos de libertad.