Despacio,
iré acomodándome en tu zen.
Adornare de primaveras tus sueños
hasta vestir de elegante azul
cualquier viejo duelo que te contraiga.
Te llenaré de mi sutil distensión,
hasta ser algas impasibles de suelo.
Cubriré tu vida con mis palabras protectoras
hasta borrar de tu interior
cualquier aversión hacia el verdadero amor.
Te devolveré a la sumisa luz de los sentidos
y seré yo en tu sombra
quien gobierne la rama y el río del cielo.
Doctrinaré la expulsión de los deseos propios
será la comunión de nuestros anhelos
el alimento a este preludio de satisfacción.
¿Nutriremos de incertidumbre al abismo
o bañaremos en sales el indómito edén?
Ponderare tu sonrisa por sobre cualquier astro,
tus dientes serán estrellas fugitivas,
tus labios los anillos de Saturno,
y en tus comisuras, mi incandescente pleamar,
estableceré mi punto de partida hacia tu voz.
Sanare cualquier vieja herida
con el tacto de mi neófita lengua,
absorberé el elixir de tus dolores
para serte un recipiente del pasado inquisidor.
Seré tu lumbre de libertad
para que vuelvas a equivocarte y así volverte a curar,
por toda una vida condenado sin nuestra miel
hasta que solo en mi te quieras despojar.
Cual monarca de lo ficticio,
te coronare mi diosa de lo mundano.
Alabare el tren de tus pasos
y en tu violenta caída, pondré mi cuerpo
y en tus moderno litigios, dejaré mi alma.
Entregaré mi vida a tu culto
que profanes mi ingenuidad
en un arrebato ocasional,
que destruyas a tu placer
lo que de mi aborrezcas
o quizás me des el abuso de tus vanidades
y me sometas al frenesí de tu cintura.
Saciare tus ansias con mis despropósitos,
vaciare tus retinas, embebiéndome en tus lagrimas.
Me quedaré prendido de tus pupilas
hasta quitar de esa mirada el miedo que ayer te acorralaba.
Ve rompiendo las cadenas de la realidad,
suéltale el brazo a la soledad que te atormenta.
Voy llegando, cada vez falta menos,
yo seré en vos lo que vos quieras ser en mi,
seré tu espejo y tu reflejo en contraluz,
seré la intromisión entre tu rezo
y tu señor sea cual fuere este.
Vamos pequeña, toma mi vida,
¿Qué esperas para hacerlo?
iré acomodándome en tu zen.
Adornare de primaveras tus sueños
hasta vestir de elegante azul
cualquier viejo duelo que te contraiga.
Te llenaré de mi sutil distensión,
hasta ser algas impasibles de suelo.
Cubriré tu vida con mis palabras protectoras
hasta borrar de tu interior
cualquier aversión hacia el verdadero amor.
Te devolveré a la sumisa luz de los sentidos
y seré yo en tu sombra
quien gobierne la rama y el río del cielo.
Doctrinaré la expulsión de los deseos propios
será la comunión de nuestros anhelos
el alimento a este preludio de satisfacción.
¿Nutriremos de incertidumbre al abismo
o bañaremos en sales el indómito edén?
Ponderare tu sonrisa por sobre cualquier astro,
tus dientes serán estrellas fugitivas,
tus labios los anillos de Saturno,
y en tus comisuras, mi incandescente pleamar,
estableceré mi punto de partida hacia tu voz.
Sanare cualquier vieja herida
con el tacto de mi neófita lengua,
absorberé el elixir de tus dolores
para serte un recipiente del pasado inquisidor.
Seré tu lumbre de libertad
para que vuelvas a equivocarte y así volverte a curar,
por toda una vida condenado sin nuestra miel
hasta que solo en mi te quieras despojar.
Cual monarca de lo ficticio,
te coronare mi diosa de lo mundano.
Alabare el tren de tus pasos
y en tu violenta caída, pondré mi cuerpo
y en tus moderno litigios, dejaré mi alma.
Entregaré mi vida a tu culto
que profanes mi ingenuidad
en un arrebato ocasional,
que destruyas a tu placer
lo que de mi aborrezcas
o quizás me des el abuso de tus vanidades
y me sometas al frenesí de tu cintura.
Saciare tus ansias con mis despropósitos,
vaciare tus retinas, embebiéndome en tus lagrimas.
Me quedaré prendido de tus pupilas
hasta quitar de esa mirada el miedo que ayer te acorralaba.
Ve rompiendo las cadenas de la realidad,
suéltale el brazo a la soledad que te atormenta.
Voy llegando, cada vez falta menos,
yo seré en vos lo que vos quieras ser en mi,
seré tu espejo y tu reflejo en contraluz,
seré la intromisión entre tu rezo
y tu señor sea cual fuere este.
Vamos pequeña, toma mi vida,
¿Qué esperas para hacerlo?
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