Calesita final...

Otra vez me he equivocado, un triple homicidio sentimental cohabita en el estrecho insular de mi corazón. Me siento tan nulo de cualquier realidad, tan estoico al crimen de estar respirando sin un motivo cierto o eternamente conformista, tan necio de reciprocidad amorosa. Entiendo con suma comodidad autodidactica que el borde de la cornisa estuvo siempre en mis manos, en mis quehaceres inocuos, en mi infinita ciencia pesimista.

Ella, tan bonita, se irá para siempre de mi vida, con sus secretos, sus nimiedades , sus laureles que aún no saben germinar, sus tributos al mundano regocijo de alguna diosa decapitada por la no creencia de la perfección y los extremos dulcemente amarrados. A ella, dejaré ir, quizás como muestra de que nunca aprendí a sentir, quizás para que entienda lo mucho que de ella espere para no tener nada a que aferrar mis futuras sonrisas.

Pude estar mil veces enamorado y otras dos mil mas a sus pies, pude nutrirme de sus ojos y crecer hasta la estrella más celosa, para allí darle todo mi amor, pero nos negamos y renegamos, y absorbidos por una miseria de gente que nos balbuceaba infelicidad horizontal nos quedábamos siempre de espaldas al sentimiento angelical.

Te voy a extrañar, no lo niego ni lo negaré, pero desear no tatuarnos la mirada jamás será el epitafio a nuestra nula unión…

Que sea hasta nunca más, si así lo anhelas…. le dí la última vuelta a tu carrusel...