Juguetes enfrentados.

Hoy te pusiste el silencio que mas mujer te hacía, sin embargo, olías a fragua de libido nupcial. En tus sombras había pecado a flor de piedad, son extremos a tu jardín de odio y vanidad.
Soy tu juguete, eres mi otra mitad. Ay, si tan sólo necesitáramos del otro en la oscuridad. Soy tu amigo, eres mi otra mitad. Pero vamos, que la caída gana altura si pensamos que volveremos a rebotar, es tan cíclico, que espanta.
Hoy te pusiste el vestido, con una humedad que transparentaba el goce instantáneo al cual serías sometida, te veías tan susceptible a ser violada por los cuatro costados que de mi interior germinaban trescientas orgías clandestinas. Te fuiste.
Tienes en tus dedos-espuelas, rastros de mi rostro, perdidos en esa especie de lava blanca a la que te acabas de entregar. Tienes cierto estilo esgrimista en tu charada de estrella perfidia.
Segundos atrás, en mi galaxia cementista hurgaban labios. Ya tras la posesión noctambular, te contrapones a mi carencia de hostilidad, reniegas mi afectuosa forma de ocultarnos la verdad.
Tengo la puerta, a la misma distancia que tus piernas abiertas, penetrar alguna de las dos, tan sólo sería darle otra vuelta más a esta eterna tertulia de infidelidad emocional…