Nunca sentí tener alas
ni la necesidad de ser embrión
de ángel, druida, demonio o persona.
Nunca me arrodille a pedirme perdón
por santo, por puto blasfemador,
por efebo Dios caucásico y atemporal.
Nunca fui lo suficientemente cuerdo
para atarme de manos
cada vez que enjuiciaba el alma
al paladar de una aguja de reloj,
ebria y atónita...
Nunca estuve dispuesto a vivir en un nudo,
ni a sentirme querido con los pies en la hoguera
y las brazas en brazos formando un volcán
de influencia sincera...
Nunca debí conocer el escudo del espejo
ni escribir un verso que rasgué un latido óseo.
Nunca debí sentarme a la diestra del sabio
a esperar que el holograma fuese una farsa
y que el autista sordo, mudo y ciego
no tuviese mas ganas de reír con este intento de vena rosa...
1 estrías de entendimiento:
Cuánto juego nos dan el espejo y el tiempo y qué mal nos tratan con su complot...
Precioso texto ^^
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