Mientras el neurótico príncipe
reprime sus dramas.
Afuera de su inútil levedad espiritual
suceden mañanas blancas,
con noches enfermas de jamases.
Del cielo, en su último beso,
a dedos que no llegan
ni a escribir con vergüenza.
De la plaza, y la imagen
de su flor desnuda
creciendo hasta ser del sol,
a un doble Dios
que esconde su belleza
por no saber enamorar
gigantes dormidos.
El futuro podría ser un abrazo roto
o un gesto sabor humedad
a noventa centímetros del suelo.
Lo cierto confunde lenguas,
de misoginia a misandria
o viceversa o simplemente misántropía.
Por libre se escogen nombres de carne,
señales luminosas derivadas
de miedos, de ausencias.
Por hambre mi principado
se ha vuelto de arena,
por vanidad mis espejos
me han traicionado…
...El príncipe escribió sus metáforas,
sin odiar, sin amar,
estoico, pero casi en libertad…
1 estrías de entendimiento:
Me recordó, en algunos versos a Hamlet, ese principe pensante, atado a sus pensamientos.
No pierdes el toque, Fede.
SLDS!
Publicar un comentario