un sábado 30 de junio

Tal vez un androide, una marioneta, un estilista descortés, un segundo dentro de un alfiler sin cuello. Tal vez esta idea maldita de llorar arañas. Debe ser algo tan elemental que seguro no existe. Hilar un recuerdo con una fotografía que no se ve, desmembrarse de alma, y sentir que por un segundo se te ha purgado el raciocinio esquimal.

Tal vez nunca , tal vez siempre. Como brotar y colgar del techo, como una gota de luz . Un suspiro, una delectación espiral. Ser una nube, en un aguijón. 

La mañana, la tarde, eso que viene ahora, todo ha sido, todo ocurrió y estuve siempre ausente. Dos segundos antes, dos días atrás la quería. Lo dije, lo decía.