Día 37 o día feliz 5 o el pubis de la estrella

No la he visto vestida de arcoiris una noche de aguas termales en la sien, ni he contemplado el rubor en la quimera que comanda su accionar luego de dos o tres gestos de ternura bajo las sábanas. No he acariciado el lunar escondido ni he sabido distanciarme del resto del cuerpo antes de estar tan dentro que al alma se le tricé el escenario mórbido interno.
Si la he visto desnuda de cielo con colores artificiales en la espalda y lagunas y soles bajo esos dos ojazos de verde corazón inmaduro. Si la he contemplado ruborizando los esquimales de la razón de cualquier lúdico ilusionista sin coraza de sentimientos nobles. Y si, si he acariciado la pulpa de todas las frutas que sus pies, que sus manos ofrendan al mustio y difunto espacio terrenal que existe entre dos seres desconocidos.
Podría volver a gritar que la quiero, podría otra vez entrar por la ventana rota de todos los recuerdos boca abajo o podría porque no sentarme en el cráter de su indiferencia a brillar con otras estrellas de pubis menos arbitrarios. Podría estar dentro de mi imaginación  y dejar fuera los aranceles a la esperanza que en ella deposité. Podría estar humano, pero feliz como estoy ahora no dejaré que la ciencia cívica moderna me abracé otra vez a un sueño desprevenido...