Día 44 o día infeliz 1 o la orilla perdida

Se hizo el  cuerno un  gran  caracol  y  el  tiempo  comenzó a  despertar, los híbridos escondidos en la sal mutaron hasta alcanzar el lunar del sol. Yo vi los cometas dividir la tarde en dos entre serpentinas y serpientes magentas que nacían de la boca de una flor enferma de soledad.
Ella perdida en la brisa de una sonrisa de ayer, dibujo en sus manos la ceremonia: el cactus que es la vanidad    creció hasta adueñarse del dolor de todas las estrellas, la manzana que de arena se movía entre hormigas lloró tanto que en reflejo de su tristeza las abejas cesaron en su zumbido. 
El arte es una enfermedad, sin recetario, sin otra medicina que lo emocional. Ojala un lagarto hermafrodita devore todos los miedos de este iluso ermitaño de papel, ojala que el tiempo deje la nostalgia en otros vientos y el zonda me de la espalda y pueda, y desee volver a mi.