De lo que falta y sobra a la vez...

A cualquier elemental
le sobran, la ciudad, las esperanzas,
las nenas huecas y los húmedos desprevenidos
cuando el pasado se le viste de futuro.

Le sobran las recetas para consumir felicidad,
los jeroglíficos de manos
y las cataratas en cartas amorosas, a ningún amor
cuando el pasado borra al sueño
y el futuro se cruza con otro perdón...

Gracias, me olvide de pensar.

A mí, me sobran promesas,
libros en ojos rotos,
esquemas de otros niños autistas (o poemas),
me sobran trajes de marciano,
escaleras humanizadas
y hasta escafandras, que nunca usé.

Me sobran la vida ermitaña y la termita,
y unos mil motivos para morir en una sonrisa.
Me sobran los dulces con ácido labial
y los besos ensangrentados que nunca dí.
Me sobran historietas irreales,
con princesas amas de lo macabro
y bohemias hembras seducidas por cuervos,
me sobran artistas por saborearle las corneas
y escuelas sexuales por desflorar.

Me sobra un teatro ciego para exhibir mi ingenuidad
con su música muda, de esas que hacen llorar a todas las ventanas.
Me sobra la voz de gorrión herido
y la ciencia para salvar al sol de la luna,
pero me quemo por dentro
y la alquimia cambia mi alma por miel...

Me sobra, este propósito de escribir,
sin nombres, sin papeles por firmar,
con la libertad de saber que el cielo
esta de espaldas a este infierno acogedor...