Suicidio

Parte esencia

Setecientos treinta y cuatro domingos atrás
mordisqueábamos dedos,
mientras escribíamos post datas
con esa hormiga nariz
que nos vendíamos por dos besos.

Ahora, yo tengo novias fobias,

numeritos que miran de perfil

y gozan de mis estigmas

con incomprensible astralismo.

En la primavera del año que olvide
divise siete colonias de mariposas
entre tu espalda y mi pincel imaginario,
tres reinas abejas merodeando en tu cintura
por cada ladrón de orquídeas en tus medias
y cincuenta y dos viajeros lumínicos
extinguiéndose en las profundidades de tu vientre ciénaga.

Hoy, sin embargo, taché dos días en el calendario;

El del nacimiento de tu ombligo

en lo austral del mío

y el de la fecundación

de tu alma en otra estrella.

Parte sollozante

Tengo tanta hambre de vos
que me alimentaría con restos de tus huellas.

Huelo a sombras venéreas,
padezco ayuno de huesos miel.

Hubiera doblado las sabanas del cielo,
si tu capricho violaba algún Dios.

Parte Almohada

Esta almohada

puta, desgraciada, sin fe,

aún guarda trozos de las nubes

donde dormían nuestros dragones.

Esta almohada

Puta, desgraciada, sin fe,

(perdón la repetición,

es que es así de puta, desgraciada y sin fe)

tiene aroma sesgador

y yo sin cabeza,

y yo sin entenderlo, te respiro,

te doy de mi vida

aunque muerta te espere mejor hospicio.

Parte espejos

Cuando me veo desnudo,

escondo las manos,

sonrío,

y te extraño,

indefinidamente te extraño desnuda

o con las tropas ropas

rendidas bajo las rodillas;

Parte Amor

Recuerdo,

lunes vírgenes

y tu beso querellante

de mis anteriores domingos suicidas…