Sólo decir que este es un espacio donde un niño-hombre-pez hueco-esquizo-simple deja sus ilusiones-intenciones-compromisos-desvaríos, en forma de versos-lágrimas-insectos, un espacio para ausentes muertos que no llegan a besar el suelo o ni llegan a perderse o a encontrarse, ni existir...

3.10.2011

Cínico atisbo (dueto con Conny)

La montaña era una nariz cuasi azul,
donde el granizo caía en centauros,
de ojos líricamente extirpados.



Si el cielo fuese una sábana andrajosa,
igual podría ver el sol.
Llano, coagulado, y a la vez mortecino;
Sumergiéndose en estos diez segundos
en que tu aire me respira.
No lo ves: Tus ojos aún
son discrepancia a mi nariz.
No puedes: tu tacto incorpóreo
es aguja al querer que riegan mis raíces.

Debíamos tocarnos de juicio a alma,
flagelarnos el sentido del cuerpo,
como si todo beso cúbico neuronal
fuese rapsodia en deseos caníbales.

Es apoteósico transgredir en tu aire,
aún mutante de acariciar el desquicio
con el que sangrará la eterna adoración
de querernos fuera del eco etéreo.

Si alguna vez, tu muerte cerrase
lo inviolable a este hueco que palpita,
podría ser tuya aún así en otra vida.
Podría imaginar un suplicio angelical
estando a dos lenguas de tu impetuosa boca.
De todas formas, en este blanco, que ya es marchito,
eres mío entre las moscas,
en este sol teñido en rojo: ya sin luz.

Mientras la hormiga se come a la oruga,
la imprudente mariposa refleja en sus alas
el cuadro no católico de nuestra primer cena.



---


Si a pesar de todo no te viese,
todo sería felonía al tacto mismo.
Podríamos hacernos nudo sobre el cadáver
de nuestras almas, si es que eso
nos asegura una epístola de amor.
Nos llenaríamos de polvo llegando
a ser un libro de heroicos ojos,
que con fuerza, logran absorberse las pupilas.

Cíclicas sombras migran la orgía,
entre involubles restos narcóticos.
Del desprendimiento carnal
una venda rosada, violada, emputecida
intenta sanar el agua tibia
en la herida del mordisco preliminar.


Ahora, tus dedos son un barco de papel,
rozan donde chocan
y se caen en diminuta resonancia.
De verdín las manos que aún
luego de estas líneas saborearé.
Su dulce muerte aún tocará el agua,
donde aquella proa soñaba llegar.

Bendita fúnebre comunión.
El abrazo más tierno jamás concebido en vida
resulta grotesco,
a quien no desnuda el corazón de su amante,
antes de recordarle nacer sin piel...


yo
Conny

Gracias hermosa compañera duetista!!

1 estrías de entendimiento:

Daeron dijo...

Enhorabuena a los dos. Con lo difícil que debe ser escribir entre dos y habéis conseguido una fusión perfecta.
=)