Acostumbradas a morir
las luces se arrodillan
en el pecho de la cama.
De las sábanas,
una lengua hermafrodita
o la cabeza de una alunada tortuga
salen a perturbar la fría calma
de la soga del perro
que nunca tuvo fantasma.
Tras la ventana,
tras la cera de los recuerdos,
tras la noche,
los ritos y esa palabra
que arde aún en el huracán;
Se halla el aliento suicida del sol
que se disgrego en la fofa carne
de una hoja seca… Hoy arena.
Pensaba que estaba solo,
pero el cuerpo hueco
se extendió por toda la habitación.
Y ahora mismo,
soy todas esas soledades
secando peces ya enfermos...
1 estrías de entendimiento:
Y sin embargo no es malo, porque el hecho de que el cuerpo haya crecido ocupando toda la habitación, significa que has crecido.
Gran poema. =)
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