Sólo decir que este es un espacio donde un niño-hombre-pez hueco-esquizo-simple deja sus ilusiones-intenciones-compromisos-desvaríos, en forma de versos-lágrimas-insectos, un espacio para ausentes muertos que no llegan a besar el suelo o ni llegan a perderse o a encontrarse, ni existir...

8.12.2012

Día 10 o día triste 2 o día de sueño

En el sueño los arboles se movían, el cielo era de agua y la tierra un fondo cambiante. Había una melodía dolorosa en el cuerpo de todos los que no encontraban su cuerpo. Un perro se enamoraba de una gata celosa, una mariposa azul se adueñaba de un panal de chocolate y un paraguas con forma de avión volvía de tener relaciones con una naranja o resto de sol. El silencio, el olor a azufre, la lágrima que representaba mi esencia en el cuento dejaron o transformaron el amor de las nubes y los trenes voladores en un cuadro ácido, amniótico vacío y mío, muy mío.
Las tres horas posteriores a despertar, el espejo boca abajo que es mi alma postrada en la ausencia de caricias o cama, permaneció inmóvil, hueco, humano y leal a los conflictos de un solitario próximo a su domingo suicida. Igual, este domingo no habrá suicidio ni escuelas telúricas para asistir a funerales espectrales. Es el día del niño en esos convencionalismos modernos argentinos, es el día de nacer con los ojos abiertos y dejarse escribir en las manos esas historias efervescentes con los ojos de cada ser lumínico que se aproxime.
Voy a verme, a verte, a encontrarme y perderme en la secuencia muda de un domingo que a fin y al cabo lejos de toda metáfora literaria, terminará siendo un domingo más.
Todas las historias deberían tener un comienzo. La pulpa, el embrión de soñador que no soy.

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