No respirar, no sentir, no tener la necesidad de estar presente en tiempo y espacio. Ser ajeno a cualquier dilación corporal, estar sumido a una entrega desleal pero sincera con las sombras. Entender que ese asco de realidad es un espejismo, prolongado eso si, pero que tarde o temprano acabara.
No se ven, no se tocan los corazones sensibles, prefieren dejar atrapar su destreza en la seguridad afín de quien no quiere y necesita ser querido.
Toda la atención la ponemos en lo material, lo inmaterial es obsceno, no regocija mas que al alma, y el alma, ya no es la extensión del ser, es simplemente la culpa del ser. Últimamente, culpo a todo lo que no tengo, a todo lo que quizá nunca obtendré. Debería culparme a mi mismo por seguir respirando, por no tener el valor suficiente para saltar por la ventana y aspirar al fin toda la tierra, toda la eterna juventud de saber morir, de morir queriendo, de morir aprendiendo por un puto instante a vivir...
Era un día cargado de optimismo, nadie entro por la ventana, nadie se vistió de puerta. Los ojos permanecieron desnudos hasta de sueños y la idea homofóbica de no respirar quedo titilando en el renglón anterior. Estaba feliz al no sentir. Tarde, yo.
Sólo decir que este es un espacio donde un niño-hombre-pez hueco-esquizo-simple deja sus ilusiones-intenciones-compromisos-desvaríos, en forma de versos-lágrimas-insectos, un espacio para ausentes muertos que no llegan a besar el suelo o ni llegan a perderse o a encontrarse, ni existir...
8.28.2012
Día 22 o día triste 14 o no respirar
lo sintió, pensó y escribió: Kid A en 1:40 a. m.
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