Sólo decir que este es un espacio donde un niño-hombre-pez hueco-esquizo-simple deja sus ilusiones-intenciones-compromisos-desvaríos, en forma de versos-lágrimas-insectos, un espacio para ausentes muertos que no llegan a besar el suelo o ni llegan a perderse o a encontrarse, ni existir...

8.29.2012

Día 23 o día triste 15 o el leve palpitar

Despacio, despacio. La mente aullaba a la matriz del corazón, le suplicaba calmar ese estado insalubre donde el tiempo se detiene y todo, absolutamente todo depende de ese próximo latido desfibrilador en que nada del mundo va a suceder pero uno no deja de desear que el cielo y las nubes salgan del pecho en flor. 
Despacio, despacio. La mente es el único orfeón indiscreto, capaz de simular y transgredir el mal arte de vivir y vivir. Caminar por sables, beber agujas, colorear el esperma con los restos de muñecas inventadas. Todas fantasías, retazos de incertidumbres para indispuestos predispuestos a aprender a volar antes que a saltar.
No es porque sea tarde, es porque es demasiado temprano para sumergirse en un foso de aguas turbias. No es porque nadando se llega a la otra punta del río de la soledad. Es porque cicatrizando el ozono que es la capa antihumana de prejuicios se llega, se alcanza a bostezar tan alto que todos los imperios tácitos arden en ese estúpido latido que olvido su puto leve palpitar.

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