Día 28 o día triste 20 o la pregunta escondida

Encontré la respuesta, el verbo coordinante, la parábola humana para que el resto del alma tenga un sentido no carnívoro. La nariz se me había tapado de silencios, la boca suspiraba anomalías de un ensayo crónico aletargado, todo brillaba en un austral punto muerto en que yo, y la sombra, y el reflejo perdido comulgábamos con simpatía el odio adquirido a los días, a los ciclos no demenciales no vividos.
Un nombre, una palabra, un cuerpo humano uniforme y una ciencia que nunca tuvo su lado empírico a mi favor hicieron del domingo no sentido un camino con entradas y salidas al encierro de los ojos sordos en una piel vestida de desnudez. 
Fue tarde, la pregunta latió mas de diez días. No fui buen inductor, la regla termino por ser otro día oscuro para brillar...