Día 30 o día triste 22 o el retraso del cuerpo

Tímida, introvertida, embrutecida por la ocurrencia moderna, sola, ermitaña y sin sentido del buen gusto material. Así va, así huye del resto de las almas que se saben almas, del resto de esos ojos que conducen cuerpos que no tienen oscuridad ni claridad interior que son meramente pequeñas instituciones de lo que significa ser una persona, un alguien real y no un feto inmundo de hipocresías alegóricas.
Subir al tren, al auto, al avión que jamás tendrá alas. Sentarse a la diestra de un sueño y esperar sin mas que te lleve a ninguna parte es la actividad predilecta de mis yo escritores. Me dan tanto asco como la química y la física en un solo verbo, como la culpa y la conciencia, como el ajedrez y el cuerpo de una dama que jamás ha sido dama.
Si, mi reina es una proletaria del mal gusto intelectual, es una elegía en pie si uno analiza la belleza puertas adentro y un estandarte de victoria sagrada si uno se llena la voz con su boca tan hermosa tan radiante... distante.
Allá va. Nadie detiene el cosmos del silencio. Estoy a dos semanas de perderte y aún, aún no te encuentro...