Los relojes dentro de cada calendario,
días que no te traerán y que son agua, luz y mal.
Te extraño en centurión, en soliloquios,
en comportamientos yámbicos con otras religiones,
en otras espaldas que son como espadas sin tu dulce voz,
y en esa lejana armonía de soñar con un carrusel de tus piernas.
¿Qué será de la aurora en el magenta de tu mirada,
de las noches y sus costumbres por apartarte en avioves
en equipajes vacíos de desiertos ciertos?
Tu libre interpretación de los sucesos mundanos
te hizó un gracil copo de nieve fueguino.
E incendias el tiempo, incendias hasta el fuego de este te extraño...
Ojala en este noviembre, tu cumpleaños,
tu esfera de días felices se amontone y no tengas que venir a leerme,
y no tengas que encontrar en una despedida otra bienvenida seas...
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