Armar una frase que tenga sentido, dejar de llorar, estrangular el tiempo, escupirlo. Pensar en ella, abrirse las venas. Abrazar todas las tardes de domingo y quedar imantado al suicidio ese que se inventa por miedo a ser feliz.
Cuando escuché eso de "un día vas a morir aplastado por tu lágrima", sonreí. Ahora quiero, necesito morir aplastado por está lágrima, morir de una forma en que el cuerpo consuma el alma y los latidos vengan de un rincón ausente que nunca haya visto o sentido, que no duela tanto, que no duela.
Todos están esperando, los veo esperar. Estoy tan ausente de este escrito, de esta vida, de este segundo en que volví a decidir seguir adelante.. Se que extraño algo, se que necesito algo. Hay ventanas, hay escaleras,
no tengo fuego, no tengo calma, si tengo miedo y ya no compraré más chocolates.
Soy un oso, un elefante dromedario, una calesita con autistas extrovertidos. Soy un asno, una completa aberración sin sentimientos. Afuera llueve y no hay una puta nube, adentro llueve y no me importa si tengo una nube, si soy una nube o si es que estoy trasmigrando en sal...No quiero escribir, pero no puedo dejar guardado otra vez este mismo dolor.. Al final, siempre pasa que los suicidas tenemos alas.
Sólo decir que este es un espacio donde un niño-hombre-pez hueco-esquizo-simple deja sus ilusiones-intenciones-compromisos-desvaríos, en forma de versos-lágrimas-insectos, un espacio para ausentes muertos que no llegan a besar el suelo o ni llegan a perderse o a encontrarse, ni existir...
2.17.2013
lo sintió, pensó y escribió: Kid A en 8:48 p. m.
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